Webb Observa un Cielo Centelleante de Estrellas Enanas y Gigantes

El telescopio espacial James Webb ha vuelto a deslumbrar con su última imagen. La fotografía muestra una región de apariencia festiva, repleta de nubes de gas incandescente y miles de estrellas brillantes, que ofrece una mirada sin precedentes a uno de los viveros estelares más extremos de nuestra galaxia.
La escena retrata el cúmulo estelar Westerlund 2, ubicado dentro de la región de formación estelar Gum 29, a unos 20.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Carina (la Quilla). Se trata de un entorno donde nacen estrellas de manera intensa y acelerada, moldeando el espacio que las rodea con su poderosa radiación.
La imagen combina datos obtenidos por la Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam) y el Instrumento de Infrarrojo Medio (MIRI) del Webb, desarrollado conjuntamente por la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Canadiense. Westerlund 2 se extiende entre 6 y 13 años luz de diámetro y alberga algunas de las estrellas más calientes, brillantes y masivas de la Vía Láctea. No es la primera vez que este cúmulo acapara la atención: ya fue protagonista de la imagen conmemorativa del 25º aniversario del telescopio Hubble en 2015.
En la parte superior de la imagen destaca el cúmulo principal, densamente poblado por estrellas jóvenes y masivas cuya luz intensa domina toda la escena. A su alrededor y por debajo, remolinos de gas naranja y rojo forman muros esculpidos y nubes entrelazadas, materiales que están siendo empujados, erosionados e iluminados por la radiación estelar. Entre estas estructuras aparecen innumerables estrellas diminutas que apenas comienzan a brillar, algunas aún envueltas en el gas y el polvo que les dio origen. Tonos suaves de azul y rosa revelan filamentos de material más tenue que flotan entre las nubes densas, mientras que estrellas más cercanas a la Tierra se dispersan por el campo visual con patrones puntiagudos creados por la óptica del Webb.
Más allá de su espectacularidad, la imagen aporta un avance científico clave. Las nuevas observaciones han permitido identificar por primera vez la población completa de enanas marrones en este cúmulo joven y extremadamente masivo, incluyendo objetos con masas de apenas diez veces la de Júpiter. Estos datos están ayudando a los astrónomos a localizar varios cientos de estrellas con discos protoplanetarios en distintas fases de evolución, un paso fundamental para comprender cómo evolucionan estos discos y cómo se forman los planetas en entornos tan densos y energéticos.
